
Uno de ellos son las normas de comportamiento, las cuales existen para guiar el comportamiento individual y grupal de una colectividad; sin ellas, se genera desorden porque cada cual actúa según sus propios deseos, aspiraciones e intereses, sin importar los del resto del grupo. Por ello, a lo largo de la historia de la humanidad, se han establecido leyes para regular la conducta de los individuos y garantizar la convivencia cordial y el bienestar colectivo.


En muchas ocasiones no se recibe una sanción legal o administrativa cuando no se actúa conforme a las normas sociales de comportamiento; por ejemplo: por no ayudar a cruzar la calle a un invidente no es motivo de cárcel o multa. Sin embargo, quien actúa así es mal visto o, incluso, rechazado, por el grupo o los grupos a los que pertenece.
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